Ya no quiero tu zapato, prefiero tu silicona 30/07/2015

Por Patricia Gorocito

La invención de las imágenes y de los cuerpos. … Es frecuente que en las referencias al cuerpo femenino emerjan estereotipos muy fetichizados

En el mes de setiembre, se celebrarán en Sao Paulo las Jornadas latinoamericanas de psicoanálisis lacaniano (ENAPOL) de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, cuyo título y motor para los que estudiamos y practicamos dicha disciplina es: El Imperio de las imágenes. Este señalamiento suscita en mí la belleza pero también la saturación de las imágenes. Cuestiones vinculadas a la clínica de la época de los sujetos sin inconsciente, del Otro que no existe, de los desbrujulados o de los amores líquidos. Sea cual fuese el modo en la que se denomina a la época actual, lo dominante se concentra en torno de las imágenes.

Es frecuente que en las referencias al cuerpo femenino emerjan estereotipos muy fetichizados. Con hormonas para parecer más “masculino” o más “femenino”, siliconas y todo tipo de intervenciones en el cuerpo que un yo desequilibrado en su certeza resuelve para transformarse en una muñeca erótica al servicio del deseo masculino o una mujer barbuda para parecer un varón en un cuerpo femenino. Los del sexo masculino también se inyectan siliconas para parecer mujeres y la diversidad sexual parece que está en marcha de la mano de la tecno ciencia que puede hacer que un cuerpo sea solo  semblante, suprimiendo lo real, al mejor estilo de la re negación  perversa. Lo que abunda, son los fetiches, no el sexo como práctica liberadora, en cambio circula como pasatiempo, como entretenimiento, como performance. Por supuesto siempre hay excepciones y algunos apuestan al amor, gente con coraje. Y el amor se da como excepción en todas las orientaciones sexuales.  Si la libertad no existe, es una broma macabra que todo esté permitido, porque ese todo tampoco existe y lo que queda es el exceso. El exceso es un mandamiento peligroso para los sujetos porque es ahí que termina comandando la pulsión y la pulsión siempre quiere más, más muerte.

Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud dice que hay epidemias de violencias, epidemias de adicciones, epidemias de depresiones, etc. Surgen propuestas rápidas de terapias conductistas y de los laboratorios para que esos sujetos caídos a la deriva, descarriados, adictos, deprimidos solucionen sus problemas y retornen por el buen camino que el sistema les propone y así se los van domesticando para que todos participen en el mismo circo.  Identificados a la tendencia del momento, al último grito de la moda: mostrar sin límites, suprimir la intimidad, abolir el pudor.  Ofertarse como gadgets para el consumo del Otro es el imperativo del momento. Y a los que tienen todavía vergüenza o recato los llaman conservadores.  Todo en nombre de un progresismo que lejos está de ser contestatario porque sólo se trata de un juego de imágenes. En ese escenario, el género humano quiere asegurarse una identidad a partir de las imágenes. Ser alguien y que la ley asegure que soy esa o ese que soy yo. Habitar la falta en ser, bordear un vacío y saber que la única identificación posible es con el sinthome es la propuesta del psicoanálisis en la época actual. Es la certeza de lo imposible lo que nos permite comenzar de nuevo, dice Jorge Forbes, desde Sao Paulo. (1)

Patricia Gorocito é psicanalista e professora da Faculdade de Psicologia da Universidade de Buenos Aires, Argentina.                                                                                                         

 (1) Forbes Jorge, Da palabra ao gesto do analista, Sao Paulo, Ed. Manole, 2ª Edición, 2015.