Que la respuesta no sea un lamento lacaniano 07/04/2014

Por Patricia Gorocito

Siempre hubo y habrá inconsciente, pulsión, transferencia y repetición. Lo nuevo será entonces como posicionarse frente al acontecimiento de hoy. Entonces de lo que se trata es de responder de otra manera frente a este nuevo paradigma.

Muy pronto, de 14 hasta 18 de abril, en Paris, se realizará el Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, cuyo título, Un real para el siglo XXI, convoca a pensar ese registro de la teoría lacaniana que fue cambiando de sentido y hoy no lo tiene. A pesar de su dispersión, sus efectos se sienten hoy  de manera muy intensa y muchas veces directamente sobre el cuerpo.

Se discutirán cuestiones vinculadas a la última enseñanza de Lacan, entonces ese real para el siglo XXI es un real diferente al del siglo XX. Por lo tanto, los analistas deberíamos estar a la altura de los tiempos que corren.

Fue brillante la presentación y convocatoria que hizo del tema Jacques Alain Miller en Buenos Aires, en la conferencia de cierre del VIII Congreso de la AMP, el 26 de abril de 2012, publicada por Grama Ediciones en ese mismo año.

Miller nos invita a repensar a la luz del siglo XXI, no sólo un nuevo real para este siglo, sino también redefinir el deseo del analista, la transferencia, el inconsciente, la pulsión y la repetición. Términos cruciales del psicoanálisis. Conceptos pertenecientes al siglo XX y al siglo XXI.

De las distintas escuelas muchos analistas motivados por Jacques Alain Miller escriben excelentes textos sobre lo real sin ley y los distintos modos de la defensa frente a lo real. También sobre cómo desbaratar estas defensas desde nuestra función de analistas y mucho más.

Motivada por la lectura de dichos textos y la invitación hecha por Jacques Alain Miller a pensar un real para el siglo XXI me dispongo a escribir.

Las palabras que resuenan en mí son azar, contingencia e incertidumbre. Frente a estos novedosos acontecimientos, pienso una nueva ética para los tiempos que corren. El paradigma de la posmodernidad abre nuevas preguntas que antes no pudimos hacernos y hoy no sabemos cómo responder. Frente a este no saber crece un murmullo de quejas y lamentos con poca alegría para enfrentar lo nuevo. Nostalgia del sentido y del objeto que creemos haber tenido alguna vez.

Yo no soy quien para hablar de la angustia lacaniana ni de la izquierda lacaniana. Me gustan esas grandes conceptualizaciones de Jacques Alain Miller1 y Jorge Aleman2, pero hoy prefiero hablar del lamento lacaniano.

De todos los papers que leo lo que más abunda es la repetición de lo mismo, aggiornado para el ocasión.  Pero  siempre de fondo se  escucha una música de tango.

Yo no digo que está todo bien pero pregunto si alguna vez lo estuvo.

Si queremos confrontarnos con este nuevo paradigma que impone el matrimonio de la ciencia y el capitalismo financiero, tenemos que hacerlo en la calle impregnados de la vida y de lo cotidiano.

Difícil será para el psicoanalista que sólo se nutre de viejos libros y de palabras ajenas sostener al psicoanálisis como un discurso subversivo y nuevo.

Sin embargo, el psicoanálisis no desaparecerá, a pesar de las neurociencias, los manuales de psiquiatría y los laboratorios con sus nuevos medicamentos. Sencillamente porque nadie dejará de angustiarse y de delirar, por más que la tendencia mundial sea el empastillamiento ciudadano.

Además de los repetidores de palabras ajenas y de los que estudian de memoria, hay muchos nobles psicoanalistas que se atreven a salir a la intemperie y trabajan y piensan por sí mismos. Espero entonces, que podamos transmitir a la gente más joven nuestro deseo de ser analistas y no otro tipo de deseos.

Siempre hubo y habrá inconsciente, pulsión, transferencia y repetición. Lo nuevo será entonces como posicionarse frente al acontecimiento de hoy.

Para Nietzsche es más importante la respuesta frente al acontecimiento que el acontecimiento mismo en el eterno retorno3.

A mi entender, hay algo que siempre vuelve no idéntico. Lo que importa es la afirmación de sí frente a eso que vuelve. La diferencia está en nuestra respuesta. La etimología de la palabra responsabilidad es respondere del latín, es decir, responder. Entonces de lo que se trata es de responder de otra manera frente a este nuevo paradigma.

En el libro Inconsciente y responsabilidad – Psicoanálisis del siglo XXI de Jorge Forbes (2012), el autor paulista concluye “[…] en lugar del accidente (síntoma) no esperar una garantía del inconsciente, responsabilizarse por este núcleo extraño que soy e inventar una solución y una forma de articularse con el mundo.”

Patricia Gorocito é psicanalista e professora da Faculdade de Psicologia da Universidade de Buenos Aires, na Argentina


1 J. A.Miller, La angustia lacaniana, Madrid -. Paidós, 2007.
2 J. Alemán, Para una izquierda lacaniana y…, Bs.As., Ed. Gramma, 2009.
3 F. Nietzsche, Así hablaba Zaratustra, Madrid, Alianza,1983.