Los hechos están deshechos 23/05/2013

Por Patricia Gorocito

El efecto del acto analítico y el efecto del acto creador es siempre singular. Conmueve, toca, convoca, evoca, irrumpe en cada sujeto de distinta manera. La singularidad de la obra y de cada sujeto

En el número 28 de O mundo visto pela Psicanálise, Teresa Genesini, en una interesante entrevista, pregunta al artista plástico Nelson Screnci, qué relación encuentra entre el arte y el psicoanálisis. El pintor no busca una explicación, sabe de su obra, o mejor, su obra habla por él.

Los psicoanalistas decimos que el artista sin saberlo socializa su goce, eleva el objeto (a) a la dignidad de cosa (*). Logra que sus cuadros conmuevan al que mira. El espectador es tocado por el cuadro.

En el arte es sabido que sólo nos sorprende un cuadro cuando éste parece que nos mira y con respecto al psicoanálisis el decir del analista no es mero palabrerío, apunta al goce singular del analizante.

En la época del Otro que no existe, de las clasificaciones y el hiperconsumo, el sujeto queda solo, desamparado. El arte y el psicoanálisis pueden salvarnos porque ambos apuntan a lo real sin trampas. La angustia ex siste.

La obra de arte hace que un hombre sea un artista.

El analista en sesión y en función con su deseo de analizar, habiendo sido ya analizado, puede provocar en el analizante el encuentro con lo real del goce y así poder hacer algo con ello.

Ya no se trata tanto de descifrar el síntoma sino más bien de hacer algo con el goce. Goce del artista que socializa, goce singular del neurótico.

El analista vacío de goce, puede intervenir en lo real del síntoma y de este modo sostiene su función. Sólo con su bisturí, diría luego Maralice de Souza Neves, en O Mundo visto pela Psicanálise Nº.29.

En la época de los hombres desechados o silenciados con objetos que taponan su boca para que no se angustien con gadgets cada vez más efímeros. El arte y el psicoanálisis pueden salvarnos.

Como dice Jacques Alain Miller, en La salvación por los desechos, si prestamos atención a estos desechos del aparato psíquico que son los síntomas, los actos fallidos, los lapsus y los sueños y les damos lugar, los iluminamos, podemos salvarnos de la oscuridad sin estrellas de ese Viaje al fin de la noche donde Céline dice “todos los hechos están deshechos.”

En pleno siglo XXI, podemos situar hoy esa frase de Céline porque es cierto que en esta etapa de la posmodernidad se intenta borrar la experiencia del sujeto, los hechos entonces están deshechos.

El Discurso Amo propone clasificaciones, ideales para todos iguales de salud y de bienestar. La propuesta de un único modelo de felicidad es el dispositivo de control más potente. La gente accede a ser domesticada sin resistirse. Muchas veces lo pide, confundiendo su identificación a algún ideal evanescente con su deseo inconsciente. No hace falta la violencia para someter, diría Foucault.

Sólo tenemos gadgets que ni siquiera tienen luz propia. Y la tan proclamada obsolescencia planificada por los empresarios para que todo dure lo menos posible.

En fin, considero que el arte en la propuesta de Nelson Screnci busca otro camino, el eterno retorno de lo mismo, no de lo idéntico. No existe lo idéntico en la naturaleza, dice el artista. Sólo hay movimiento, cada instante es único. Es imposible la réplica en el arte. Cada obra es única. Nosotros sabemos que en la clínica, sucede también, cada sujeto es único.

El arte trabaja con los desechos como los psicoanalistas.

Si el capitalismo propone la producción de bienes, el artista y el psicoanalista proponen la producción de saber de sentido y consecuencias, que no es poco.

(*) Artículo de Jacques Alain Miller, “La salvación por los desechos” (2009), donde menciona la definición que da Lacan, en el seminario 7, de sublimación.

Patricia Gorocito é psicanalista e professora da Faculdade de Psicologia da Universidade de Buenos Aires, na Argentina.